Ser docente de los millennials con la capacitación que hemos heredado de los 80tas o 90tas no es tarea sencilla. Sentimos frente a ellos que de nada sirven las pedagogías que tanto estudiamos. Y comenzamos a diluirnos en la búsqueda de nuevos recursos que hagan a nuestra clase más dinámica y comprensible.
Los millennials se han acostumbrados, con el paso de los años, a un nivel de interactividad con la tecnología con el cual jamás podremos competir por la atención.
Obviamente el ideal sería que los alumnos desarrollen la responsabilidad, la valoración del conocimiento, etc. Pero tan solo un mínimo porcentaje de los adolescentes han desarrollado esos valores, y sentimos que nuestra clase de dos horas por semana no es suficiente para estimularlos en esa dirección.
Es por ello que les propongo la enseñanza con desafíos. Seguramente habrán sentido alguna vez el placer de haber obtenido un logro por esfuerzo personal. Aprender a caminar, a hablar, cualquier proeza ha quedado grabada en nuestra memoria aunque no fuera en forma conciente. Apelar a esa sensación mediante la enseñanza por desafíos es conectar al alumno consigo mismo de modo tal que también ayudamos a la construcción de su autoestima…
Como cuando eran niños y decian “yo solito”… No es una fórmula, es tan sólo otra herramienta de aprendizaje que al incorporarlo al aula puede brindarnos una mejor respuesta… aceptan el desafío